El lamento albo por el descenso
Se llegó a una situación terminal, esa en la que el peor desenlace estaba dentro de las posibilidades. Que antes nadie lo quisiera hablar o decir es otra cuestión, pero se sabía que la agonía un día iba a terminar y existía la alternativa de que fuera de esa manera.
Este final pudo haberse dado antes, ya con el cierre de la primera fase, pero algunas cosas hicieron para que se terminara creyendo que podía haber una vida más, y que en las diez fechas de la Reválida, se lograría lo que no se pudo antes en 18.
Pero fue como siempre sucede en casos como éstos, nadie quiere ver la realidad y se espera el milagro y sabemos que los milagros existen, pero en muy contadas situaciones se concretan.
Y esta vez no se concretó. Mandiyú vino a Formosa a jugarse su última carta sabedor de que su vida estaba en manos de otro, que ya no dependía de lo que pudiera hacer. Por supuesto, en principio tenía que ganarle a Sportivo Patria, para después de eso comenzar a mirar los resultados de Gimnasia de Concepción del Uruguay, San Lorenzo Alem de Catamarca y Unión Villa Krause de San Juan, los equipos que aparecían también comprometidos, pero que corrían con cierta ventaja porque tenían un coeficiente mejor de promedio y además se enfrentaban a rivales que, o no jugaban por nada como Defensores de Pronunciamiento, o bien ya tenían en el bolsillo el pasaje a la fase siguiente y, por ende, optaron por preservar jugadores y cumplieron con este último compromiso armando una formación alternativa, como resolvió hacerlo Huracán Las Heras.
Sin embargo, Mandiyú debía enfrentarse a un rival que también hacía cuentas y veía que le quedaba una vida y entonces tenía que salir a jugársela sin regalar nada.
Pero el problema de Mandiyú no pasó por esta última fecha, sino que es la consecuencia de una mala campaña a lo largo de 28 fechas, que se trató de disimular con algunos buenos resultados en esta Reválida.
El asunto pasó por la creencia de su dirigencia de que con un equipo “medio pelo” se podía jugar el torneo Federal A, lo subestimaron, y cuando se dieron cuenta, ya era tarde. Como último manotazo de ahogado, para afrontar la Reválida salieron a buscar un par de refuerzos, con uno acertaron y el otro era un simple portador de apellido de alguien que una vez se destacó vistiendo esta camiseta.“El objetivo es la permanencia en la categoría”, fue la frase que se escuchó desde un principio, tanto de parte de la dirigencia como del entrenador. “Se armó un equipo en base al acotado presupuesto que tenemos”, fueron otras de las cosas que dijeron.
Pero es difícil entrar a un torneo pensando desde el vamos que tus aspiraciones no van más allá de pensar en salvarte y, que por cuestiones económicas -que al final de cuentas no eran tan acotadas como se quería hacer creer a la gente-Mandiyú no estaba en condiciones de pelear por algo más.
Porque por una razón lógica, siempre se tiene que pretender querer algo más, no se puede comenzar un torneo diciendo “el objetivo es la permanencia ya que estamos en una zona difícil con rivales que llevan años jugando en la categoría”, porque eso ya desde el vamos te hace sentir inferior al resto, y Mandiyú tiene un nombre, no puede darse el lujo de pensar que es inferior a nadie, tiene una historia que lo avala y un caudal de hinchas que así lo demuestran.
Parece ser que esta gente que con bombos y platillos celebró lo conseguido en muy poco tiempo, no aprendió nada de los errores cometidos por quienes antes estuvieron al frente de esto, porque aquí no importa el nombre, lo que vale es el apellido y este apellido tiene mucha historia sobre su espalda y bien ganada, y no sólo dentro del mundillo futbolístico de Corrientes, Mandiyú es una marca registrada a nivel país.
Pero eso parece que solamente lo entienden unos pocos, y no quienes tomaron la posta de esto, que debieron haber sido los primeros en comprender que iban a afrontar un torneo de la tercera categoría del fútbol argentino y que hoy todo ello se perdió porque lo que tienen por delante tras este descenso es un Regional Amateur el año que viene.
En pocas palabras: es un volver a empezar, pero con el agravante de que ahora lo deberán hacer desde mucho más abajo, comparativamente, que cuando tomaron la posta.
Todos tendrían que hacer un mea culpa, dirigentes, cuerpo técnico y jugadores. Todos, cada uno desde su lugar, deberá pensar qué se hizo bien y en qué se equivocaron. Por los resultados, está a la vista que fueron más los errores cometidos que las cosas que hicieron bien.
Las peleas entre los mismos dirigentes, que ellos mismos se encargaron de que fuera vox populi, tampoco ayudaron, porque no era el momento para pedir rendición de cuentas, el equipo y su pobre campaña debió estar por sobre todas las cosas y aunar criterios para ver cómo se salía de esa situación. No era necesaria la pelea mediática, al tema lo pudieron haber solucionado entre cuatro paredes sin necesidad de ventilar los trapitos al sol, lo que hizo que en un momento hasta se hable de una intervención por parte del gobierno, el sponsor principal que tuvo Mandiyú a lo largo de la temporada.
Por eso, no sólo fue fútbol, sino que también hubo conventillo en estos siete meses que tuvo de vida Mandiyú en el Federal A, y el resultado final de todo ello es que se bajó de una tercera categoría a una competencia casi doméstica como es la que vendrá.
AHORA ESPERAN INVITACIÓN
Los mediocampistas Nicolás Monje y Diego Romero tuvieron la difícil misión de hablar una vez consumado el descenso de Deportivo Mandiyú, tras la goleada en contra 5 a 1 frente a Sportivo Patria en Formosa.
“Lo único que nos queda es un sabor amargo, tristeza y saber que podíamos haber dado más”, resumió Monje. Por su parte, Romero expresó: “Las caras del grupo transmiten nuestras sensaciones. Tristeza ante todo y una gran decepción porque no se pudo conseguir mantener la categoría”.
Monje relató que “luchamos hasta donde pudimos, dimos lo que teníamos en nuestras manos y lamentablemente no se pudo cumplir el objetivo”, y en particular sobre el último partido se reprochó dado que “era una final y no la jugamos como una verdadera final y lo pagamos caro”.
Romero, autor de cinco goles en la Reválida, y goleador del equipo, agregó: “Duele más que nada el perder la categoría. Igual resalto la entereza del grupo que la peleó hasta el final, con pocas armas, pero siempre dejando todo, y no se pudo dar”.
Para Romero el partido con Patria tuvo dos caras bien distintas para Mandiyú en el primer y segundo tiempo. “El primer tiempo fue bastante parejo y terminó 1 a 1. Después cuando ellos consiguen la ventaja ni bien arranca el segundo tiempo, en una pelota parada, ahí nosotros empezamos a dejar espacios en la búsqueda de empatarlo y ellos aprovecharon las situaciones y lograron un resultado abultado”, relató.
Para Monje fue difícil jugar con la obligación de ganar y tener que estar pendientes de otros partidos y otros resultados. “En el medio ir especulando con el resultado de Catamarca, que encima iba ganando, y después del 3 a 1 ya bajamos los brazos y ya no había retorno, ni nada”, dijo al respecto.
Romero estampó el 1 a 1 de penal pero no pudo completar el primer tiempo ya que se retiró lesionado, tras sentir un fuerte pinchazo en su pierna derecha. “Diego es un jugador clave y se notó mucho la salida de él, ahí cambió el partido totalmente. Hubiese sido otro si él seguía en cancha, pero pasó lo que pasó”, subrayó Monje.
Por su parte, el propio Romero dijo que “después del gol, en una jugada que corrió a un jugador de ellos y alcanzó a sacarle la pelota, cuando quiero enganchar siento un pinchazo donde ya me había lesionado antes y no pude seguir”.
Haciendo un balance más general de la campaña, Monje explicó que “de una u otra manera por ahí no se hicieron las cosas bien y llegamos a esta instancia de la Reválida sufriendo. Pero la verdad que felicito el trabajo de mis compañeros, que nos podemos ir con la cabeza en alto y mirarnos a la cara entre nosotros, y saber que dimos todo”.
“Por ahí no tuvimos una buena primera fase y lo terminamos pagando muy caro después”, concluyó.
Fuente: El Litoral
Este final pudo haberse dado antes, ya con el cierre de la primera fase, pero algunas cosas hicieron para que se terminara creyendo que podía haber una vida más, y que en las diez fechas de la Reválida, se lograría lo que no se pudo antes en 18.
Pero fue como siempre sucede en casos como éstos, nadie quiere ver la realidad y se espera el milagro y sabemos que los milagros existen, pero en muy contadas situaciones se concretan.
Y esta vez no se concretó. Mandiyú vino a Formosa a jugarse su última carta sabedor de que su vida estaba en manos de otro, que ya no dependía de lo que pudiera hacer. Por supuesto, en principio tenía que ganarle a Sportivo Patria, para después de eso comenzar a mirar los resultados de Gimnasia de Concepción del Uruguay, San Lorenzo Alem de Catamarca y Unión Villa Krause de San Juan, los equipos que aparecían también comprometidos, pero que corrían con cierta ventaja porque tenían un coeficiente mejor de promedio y además se enfrentaban a rivales que, o no jugaban por nada como Defensores de Pronunciamiento, o bien ya tenían en el bolsillo el pasaje a la fase siguiente y, por ende, optaron por preservar jugadores y cumplieron con este último compromiso armando una formación alternativa, como resolvió hacerlo Huracán Las Heras.
Sin embargo, Mandiyú debía enfrentarse a un rival que también hacía cuentas y veía que le quedaba una vida y entonces tenía que salir a jugársela sin regalar nada.
Pero el problema de Mandiyú no pasó por esta última fecha, sino que es la consecuencia de una mala campaña a lo largo de 28 fechas, que se trató de disimular con algunos buenos resultados en esta Reválida.
El asunto pasó por la creencia de su dirigencia de que con un equipo “medio pelo” se podía jugar el torneo Federal A, lo subestimaron, y cuando se dieron cuenta, ya era tarde. Como último manotazo de ahogado, para afrontar la Reválida salieron a buscar un par de refuerzos, con uno acertaron y el otro era un simple portador de apellido de alguien que una vez se destacó vistiendo esta camiseta.“El objetivo es la permanencia en la categoría”, fue la frase que se escuchó desde un principio, tanto de parte de la dirigencia como del entrenador. “Se armó un equipo en base al acotado presupuesto que tenemos”, fueron otras de las cosas que dijeron.
Pero es difícil entrar a un torneo pensando desde el vamos que tus aspiraciones no van más allá de pensar en salvarte y, que por cuestiones económicas -que al final de cuentas no eran tan acotadas como se quería hacer creer a la gente-Mandiyú no estaba en condiciones de pelear por algo más.
Porque por una razón lógica, siempre se tiene que pretender querer algo más, no se puede comenzar un torneo diciendo “el objetivo es la permanencia ya que estamos en una zona difícil con rivales que llevan años jugando en la categoría”, porque eso ya desde el vamos te hace sentir inferior al resto, y Mandiyú tiene un nombre, no puede darse el lujo de pensar que es inferior a nadie, tiene una historia que lo avala y un caudal de hinchas que así lo demuestran.
Parece ser que esta gente que con bombos y platillos celebró lo conseguido en muy poco tiempo, no aprendió nada de los errores cometidos por quienes antes estuvieron al frente de esto, porque aquí no importa el nombre, lo que vale es el apellido y este apellido tiene mucha historia sobre su espalda y bien ganada, y no sólo dentro del mundillo futbolístico de Corrientes, Mandiyú es una marca registrada a nivel país.
Pero eso parece que solamente lo entienden unos pocos, y no quienes tomaron la posta de esto, que debieron haber sido los primeros en comprender que iban a afrontar un torneo de la tercera categoría del fútbol argentino y que hoy todo ello se perdió porque lo que tienen por delante tras este descenso es un Regional Amateur el año que viene.
En pocas palabras: es un volver a empezar, pero con el agravante de que ahora lo deberán hacer desde mucho más abajo, comparativamente, que cuando tomaron la posta.
Todos tendrían que hacer un mea culpa, dirigentes, cuerpo técnico y jugadores. Todos, cada uno desde su lugar, deberá pensar qué se hizo bien y en qué se equivocaron. Por los resultados, está a la vista que fueron más los errores cometidos que las cosas que hicieron bien.
Las peleas entre los mismos dirigentes, que ellos mismos se encargaron de que fuera vox populi, tampoco ayudaron, porque no era el momento para pedir rendición de cuentas, el equipo y su pobre campaña debió estar por sobre todas las cosas y aunar criterios para ver cómo se salía de esa situación. No era necesaria la pelea mediática, al tema lo pudieron haber solucionado entre cuatro paredes sin necesidad de ventilar los trapitos al sol, lo que hizo que en un momento hasta se hable de una intervención por parte del gobierno, el sponsor principal que tuvo Mandiyú a lo largo de la temporada.
Por eso, no sólo fue fútbol, sino que también hubo conventillo en estos siete meses que tuvo de vida Mandiyú en el Federal A, y el resultado final de todo ello es que se bajó de una tercera categoría a una competencia casi doméstica como es la que vendrá.
AHORA ESPERAN INVITACIÓN
Si bien desde el seno del Consejo Federal se dijo una y otra vez que los ascensos serán por méritos deportivos y no más por invitación, parece ser que todos, los ocho equipos que perdieron la categoría en este Federal A irán a golpear las puertas del quinto piso del edificio de la calle Viamonte en la Capital Federal para que queden sin efecto estos descensos, argumentando que la reestructuración de los torneos que son organizados por el Consejo Federal se dieron cuando estaba en pleno desarrollo y no como debería haber sido entre el final e inicio de uno nuevo.
dice que ya fueron varios los clubes que barajaban esta propuesta y que se esperaba el desenlace final para saber si los que este fin de semana descendieron apoyaban esta postura, para todos juntos ir de la mano a pretender torcer la propuesta de cambio que se viene para nuestro fútbol.La idea es ir dentro de la primera quincena de abril en busca de una reunión con el mandamás del Consejo Federal, Pablo Toviggino, para plantearle la situación.
Con una postura similar estarían los clubes del torneo Federal B, que también entre gallos y medianoche se encontraron con que hasta no se sabe qué fecha del año venidero comenzarán a desandar junto a los que descendieron del A el nuevo torneo Regional Amateur.
A pesar de que unos días atrás el mandamás del Consejo Federal, el mismo que en su momento recorrió el país junto a quien hoy está al frente de la AFA, Claudio Tapia, respaldando y al mismo tiempo pidiendo el apoyo del fútbol del interior para llegar a los cargos que hoy ostentan, puedan rever esta decisión y se pueda jugar el Federal B como lo venía haciendo.
Al mismo tiempo, con el proyecto que hay para la Primera B Nacional, no alcanzaría a cubrirse con los ascensos las plazas necesarias y de allí que los clubes descendidos esperan que sean más los que suban a la segunda categoría para dar lugar a que ellos fuesen quienes pasen a ocupar las vacantes que quedarían en el Federal A.
Por ahora todas son intenciones y proyectos de un grupo de dirigentes, no hay nada concreto, pero este tema desde hace un buen tiempo está instalado después de conocerse las reformas que se quieren aplicar en el fútbol argentino, que por ahora no hace más que beneficiar a los clubes de Buenos Aires y perjudicar al fútbol del resto del país. Fuente: Luis Gómez del Diario época
MONJE Y ROMEROdice que ya fueron varios los clubes que barajaban esta propuesta y que se esperaba el desenlace final para saber si los que este fin de semana descendieron apoyaban esta postura, para todos juntos ir de la mano a pretender torcer la propuesta de cambio que se viene para nuestro fútbol.La idea es ir dentro de la primera quincena de abril en busca de una reunión con el mandamás del Consejo Federal, Pablo Toviggino, para plantearle la situación.
Con una postura similar estarían los clubes del torneo Federal B, que también entre gallos y medianoche se encontraron con que hasta no se sabe qué fecha del año venidero comenzarán a desandar junto a los que descendieron del A el nuevo torneo Regional Amateur.
A pesar de que unos días atrás el mandamás del Consejo Federal, el mismo que en su momento recorrió el país junto a quien hoy está al frente de la AFA, Claudio Tapia, respaldando y al mismo tiempo pidiendo el apoyo del fútbol del interior para llegar a los cargos que hoy ostentan, puedan rever esta decisión y se pueda jugar el Federal B como lo venía haciendo.
Al mismo tiempo, con el proyecto que hay para la Primera B Nacional, no alcanzaría a cubrirse con los ascensos las plazas necesarias y de allí que los clubes descendidos esperan que sean más los que suban a la segunda categoría para dar lugar a que ellos fuesen quienes pasen a ocupar las vacantes que quedarían en el Federal A.
Por ahora todas son intenciones y proyectos de un grupo de dirigentes, no hay nada concreto, pero este tema desde hace un buen tiempo está instalado después de conocerse las reformas que se quieren aplicar en el fútbol argentino, que por ahora no hace más que beneficiar a los clubes de Buenos Aires y perjudicar al fútbol del resto del país. Fuente: Luis Gómez del Diario época
Los mediocampistas Nicolás Monje y Diego Romero tuvieron la difícil misión de hablar una vez consumado el descenso de Deportivo Mandiyú, tras la goleada en contra 5 a 1 frente a Sportivo Patria en Formosa.
“Lo único que nos queda es un sabor amargo, tristeza y saber que podíamos haber dado más”, resumió Monje. Por su parte, Romero expresó: “Las caras del grupo transmiten nuestras sensaciones. Tristeza ante todo y una gran decepción porque no se pudo conseguir mantener la categoría”.
Monje relató que “luchamos hasta donde pudimos, dimos lo que teníamos en nuestras manos y lamentablemente no se pudo cumplir el objetivo”, y en particular sobre el último partido se reprochó dado que “era una final y no la jugamos como una verdadera final y lo pagamos caro”.
Romero, autor de cinco goles en la Reválida, y goleador del equipo, agregó: “Duele más que nada el perder la categoría. Igual resalto la entereza del grupo que la peleó hasta el final, con pocas armas, pero siempre dejando todo, y no se pudo dar”.
Para Romero el partido con Patria tuvo dos caras bien distintas para Mandiyú en el primer y segundo tiempo. “El primer tiempo fue bastante parejo y terminó 1 a 1. Después cuando ellos consiguen la ventaja ni bien arranca el segundo tiempo, en una pelota parada, ahí nosotros empezamos a dejar espacios en la búsqueda de empatarlo y ellos aprovecharon las situaciones y lograron un resultado abultado”, relató.
Para Monje fue difícil jugar con la obligación de ganar y tener que estar pendientes de otros partidos y otros resultados. “En el medio ir especulando con el resultado de Catamarca, que encima iba ganando, y después del 3 a 1 ya bajamos los brazos y ya no había retorno, ni nada”, dijo al respecto.
Romero estampó el 1 a 1 de penal pero no pudo completar el primer tiempo ya que se retiró lesionado, tras sentir un fuerte pinchazo en su pierna derecha. “Diego es un jugador clave y se notó mucho la salida de él, ahí cambió el partido totalmente. Hubiese sido otro si él seguía en cancha, pero pasó lo que pasó”, subrayó Monje.
Por su parte, el propio Romero dijo que “después del gol, en una jugada que corrió a un jugador de ellos y alcanzó a sacarle la pelota, cuando quiero enganchar siento un pinchazo donde ya me había lesionado antes y no pude seguir”.
Haciendo un balance más general de la campaña, Monje explicó que “de una u otra manera por ahí no se hicieron las cosas bien y llegamos a esta instancia de la Reválida sufriendo. Pero la verdad que felicito el trabajo de mis compañeros, que nos podemos ir con la cabeza en alto y mirarnos a la cara entre nosotros, y saber que dimos todo”.
“Por ahí no tuvimos una buena primera fase y lo terminamos pagando muy caro después”, concluyó.
Fuente: El Litoral