Desde un par de semanas, venimos observando en una de las veredas del Club Sportivo Corrientes, el modo que busca contrarrestar la mala acción o desaprensión de ciertos vecinos. Es de allí que, suponemos, forma parte de la decisión de las autoridades de la entidad albiverde o quizá de los buenos vecinos. Y, por qué no pensar también, de manera conjunta, a fin de evitar la continuidad de un basural a cielo abierto.
La imagen, es clara demostración de cuanto creemos, los movió a recuperar la buena costumbre.
E, incluso, evitar desagradable realidad a través del tiempo. Que, dicho sea de paso, es de larga data.
Sin embargo, la instalación, al parecer de una pequeña ermita, poco a poco va logrando el objetivo perseguido. A punto tal que, lenta pero inexorablemente, a un costado de unos de los accesos al estadio sportivista, más precisamente en la confluencia de las calles Guastavino y Lamadrid viene advirtiéndose.
Tanto así que, hasta se pintó de blanco con cal, el espacio, lo cual vemos más aún con agrado. Esto, tal vez nació a raíz de la práctica constante que se repite en gran parte de la ciudad. Es decir, la recuperación de los espacios, evitando así, la proliferación de basurales y consiguiente daño al medio ambiente.
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